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Weblogs: la e-war ha empezado

Ante el asfixiante control gubernamental, miles de ciudadanos, aprovechando los recursos ofrecidos por las nuevas tecnologías, han buscado pequeñas brechas para escapar de ese "Gran Hermano". Una de estas vías de escape surgidas en Internet son los weblogs o bitácoras. ¿Qué son? ¿Cómo funcionan? Iñaki Ellacurria lo narra muy bien en este artículo:

Los atentados del 11-S sirvieron como pretexto a las clases dirigentes para cortar libertades y derechos fundamentales de los ciudadanos. Con el derrumbe de las Torres Gemelas se fulminó la idea de felicidad, esa sensación de que nada malo nos podía pasar (a los occidentales, claro), que reinó durante la década de los noventa. Demasiado ricos, demasiado cultos, demasiado preparados tecnológicamente. Pero esa entelequia se fue al garete cuando miles de personas vimos por televisión cómo la gran potencia, nuestro "padre salvador", se tambaleaba como un boxeador medio grogui a la espera del golpe definitivo que le llevase a la lona.

Ante el asfixiante control gubernamental, miles de ciudadanos, aprovechando los recursos ofrecidos por las nuevas tecnologías, han buscado pequeñas brechas para escapar de ese “Gran Hermano”. Una de estas vías de escape surgidas en Internet son los weblogs o bitácoras. ¿Qué son? ¿Cómo funcionan? La definición más sencilla, pero no exacta, es la que se refiere a ellos como diarios personales en la red (están dentro de la categoría del llamado "software social"), que se actualizan regularmente, que ofrecen hipervínculos, y en los que la gente lanza al ciberespacio, de una forma totalmente anárquica, libre (sin control, censura, normas), toda clase de pensamientos, ideas, informaciones, fotos (fotowlogs), vídeos (videologs)…

La grandeza de los weblogs es que, por un lado, de una forma fácil y sencilla, sin tener que ser experta en informática, cualquier persona puede tener colgada en la red en pocos minutos su propia weblog. Sólo tiene que entrar en alguno de los servidores gratuitos de bitácoras (blogger.com, quizá el más popular) y seguir las instrucciones. Y por otro, es que desde cualquier ordenador, únicamente conociendo tu clave, puedes actualizar tu weblog. Las weblogs crecen cada día, y ya se calcula que debe de haber alrededor de tres millones activas en todo el mundo. Pero las weblogs o bitácoras son mucho más que diarios, se han convertido en una nueva fuente de información que cada vez gana más terreno a los medios tradicionales, atados muy en corto por compromisos comerciales.

En este sentido, la segunda guerra del Golfo supuso un punto de inflexión para las bitácoras. Como señaló uno de los gurús del ciberpunk, el escritor canadiense William Gibson, cuando vino la guerra de Iraq los weblogs dejaron de ser una actividad marginal para empezar a estar en boca de todos. Miles de norteamericanos decidieron apagar sus televisores, cansados de ser bombardeados a diario por propaganda patriotera con espíritu “maccarthista”, para intentar saber un poco más de lo que sucedía en tierras iraquíes. Weblogs como la de Kevin Sites (kevinsites.net), uno de los periodistas enviados al frente por la CNN, vieron como aumentaban sus visitantes por decenas de miles. Tal fue el éxito de la bitácora de Sites que la cadena de televisión obligó a su periodista a dejar de actualizarla. Lo que contaban los corresponsales en sus weblogs distaba mucho de lo que hacían para sus medios. Sites se despidió de sus lectores con las siguientes palabras: “Mis editores han exigido que deje esta web hasta que termine la guerra. Y ellos pagan mis facturas, así que nada puedo hacer”.

Cada vez hay más información que escapa del control. Y es que los movimientos contraculturales utilizan la red como en lo sesenta los situacionistas utilizaban las paredes de París, o en los setenta los punk usaron la fotocopiadora para promulgar sus ideas. Los movimientos antiglobalización han entrado en la red para así ponerse en contacto, preparar sus actos, etcétera. Por ejemplo, en la pasada reunión del G-8 en la localidad francesa de Evian varios de los participantes en las movilizaciones actualizaban cada media hora, con sus portátiles conectados a sus teléfonos móviles, lo que estaba ocurriendo. Con los weblogs está naciendo una nueva generación de periodistas, de glosadores de la realidad.

Pero desde el “establishment” el uso de los weblogs está empezando a estar de moda. El causante: Howard Dean, aspirante demócrata para ser el candidato que se enfrente a George Bush en las próximas elecciones. Dean, muy popular por haberse opuesto desde el principio a la guerra de Iraq, ha saltado a las primeras páginas de muchos diarios tras haber recaudado con donaciones privadas a través de la red unos diez millones de dólares. Si Bush tiene el apoyo de las grandes compañías norteamericanas, Dean lo tiene de los internautas. El ex gobernador del estado de Vermont tiene colgadas varias páginas web y weblogs (dean2004.blogspot.com, blogforamerica.con, blog.deanforamerica.com).

La “e-war” ha empezado. Como afirma Douglas Rushkoff en “Ciberia” (Mondadori, 2000), “es una negación hereje de las normas mediante las que la sociedad occidental ha decidido organizarse. Esta no es una guerra tradicional entre ideologías liberales y conservadoras (…), es una guerra entre quienes consideran que las líneas son fronteras reales y entre quienes consideran que puedes trepar por ellas si te apetece”. El ciberespacio como un entorno que escapa al control gubernamental; el ciberespacio como metáfora del caos, la anarquía y la libertad; el ciberespacio como un lugar en el que a diario miles de personas desde sus ordenadores lanzan informaciones “temporalmente autónomas”.

IÑAKI ELLAKURÍA (La Vanguardia)

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